domingo, 22 de mayo de 2016

La Vajilla

Acababamos de mudarnos, a una antigua casa del centro de este viejo pueblito, con muy antiguas casas, calles tan viejas que por ellas han pasado antiguos Reyes y civilizaciones enteras, las piedras labradas de una derrotada  divinidad se asoman en los recovecos de la pared de una iglesia centenaria...

La casa habia estado abandonada por mucho tiempo, sus paredes de piedra decadente estaban deslavadas y sucias, el piso de piedra muy sucia, con plantas creciendo en sus cuarteaduras, decenas de generaciones habian vivido y muerto aqui.

Mi padre solia salir mucho, arreaba ganado a lugares lejanos y soliamos quedarnos mi madre y yo solas, pero ahora, viviendo en este pueblito, ya no lo estariamos tanto, antes, los vecinos mas cercanos estaban a muchos kilometros de distancia y solo el sonido de los animales se escuchaba, ahora, habia casas junto, ruido de personas, de voces,  de vida.

Y de Muerte...

Antes de que hubiese pasado una semana de que nos mudaramos, empezaron a pasar cosas extrañas, en lo profundo de la madrugada, en las obscuras noches que deberian de haber sido de tranquilidad.

La primer noche que nos pasamos solas, estabamos profundamente dormidas, cuando se esc ucho el sonido de platos cayendo, rompiendose en el piso, como si una vajilla enorme se hubiese caido de una alacena, sobresaltadas corrimos a la cocina, pero todo estaba en calma, nada se habia caido, nada estaba roto. Pensando que habria sido en la casa vecina, nos fuimos a dormir.

Pero la siguiente noche, a la medianoche, volvio a suceder el mismo fenomeno, el mismo ruido, la misma exaltacion, los mismos resultados, pero esta vez nos asustamos, en la cocina se sentia un ambiente pesado, escalofriante, el limpio piso y la silenciosa noche no se sentian tranquilos, sino era una quietud estremecedora, una paz inquieta, como si algun destino infausto nos mirara desde las paredes, desde la noche.

Y la tercer noche, nos quedamos en la misma cama, asustadas, y escuchamos de nuevo el ruido, pero esta vez sin el sobresaltado despertar, pude notar cada sonido, cada plato rompiendose, se escuchaban como si fueran una vajilla fina, muy fina, tenia el agudo ruido de la porcelana al romperse, hasta se escuchaba como bailaban algunos platos antes de romperse definitivamente, como caian de una altura pequeña y uno a uno se rompian.

La siguiente noche, para no estar solas, habiamos invitado a una vecinas, a platicar y cenar, se quedaron hasta pasada la medianoche y no sucedio nada, ni un ruido, ni un plato, ni la sensacion opresiva de la obscuridad, nada.

Pero a la siguiente otra noche volvio a ocurrir, todo igual, todo invisible, era un fenomeno que solo ocurria para nosotras, para llenarnos de terror, pero esta vez no saliamos de nuestra recamara, habiamos retrancado la puerta y no salimos hasta la mañana.

Al final despues de una semana mi padre, regreso, pero no nos creyo, penso que era un pretecxto para irnos de regreso al rancho, esperamos que se convenciera esa noche, pero el unico ruido que se escucho fueron sus ronquidos.

Las noches que estuvo el en la casa, fueron de tranquilidad, de veladas con hermosas estrellas y brillante luna, escuchando los ruidos tan normales de un pueblo, algun relinchido de un animal lejano y el cantar de los gallos en la madrugada.

Pero en cuanto el salio, el ruido regreso, otra vez una semana de terror, de miedo, de no salir de la recamara en la noche, de desvelo, cuando el regreso, nos vio tan mal, que acepto a regañadientes cambiarnos, nos fuimos una calle mas alla, y todo acabo, las noches volvieron a ser silenciosas, calmadas, de paz.

Muchos años despues, esa casa fue derrumbada, para construir un nuevo edificio, como pasaba por ahi diario, uno de esos dias vi algo que me estremecio, entre el cascajo del piso que estaban removiendo, se veian los pedazos de una fina vajilla, blancos, hermosos, algo sucios, pero muy finos, con sus bordes dorados, eran muchos restos, debio de haber sido una vajilla enorme, pero no me acerque a tomar ninguno, me daba miedo solo de verlos.

Al llegar a la casa se lo comente a mi madre, entendimos a que se debia el ruido, jamas supimos que habria sucedido para que el ruido permaneciera en el mismo lugar por tantos años, pero debio de haber sido algo tragico, algo doloroso, algo que no era de este mundo.

El escuchare sonidos que se repiten sin explicacion alguna es un fenomeno tan comun que hasta ha recibido su propio nombre, el cual no recuerrdo en este momento creo que es psicofonias o algo por el estilo, segun las tradiciones de fantasmas de varios paises, un evento terrible, deja una impronta de sonido en el lugar en que ocurrio, como si el dolor humano marcara el lugar para siempre, repitiendose hasta la eternidad, es un fenomeno muy conocido en la Inglaterra Victoriana, en particular en relacion a las viejas abadias e iglesias abandonadas en la Reforma, pero lo he escuchado muy poco de este lado del charco, esta historia la oi en Texcoco, un lugar con una agitada historia.